LLUVIA

La lluvia cae… y nos refugiamos de ella como si fuera a atraparnos entre sus hilos cortados con caprichosa exactitud desde lo más alto y hacia nosotros, que huimos despavoridos de la naturaleza, cobijándonos como siempre en lo superficial.

Hoy se cae aquella hoja que estuvo ofreciéndonos su esplendor, su verdor y su sombra desde que pudo y hasta que la cruel gota de agua, lanzada desde el cielo con sutileza y amor, arrancó del tallo donde se sustentaba, para que desde ese momento y en adelante fuera atropellada por las pisadas de los que no miran al suelo, por miedo a encontrarse parte de sí mismos en él y pasarle por encima sin apreciar que ahí se queda algo que nos pertenece desde que nacimos.

Otoño es el único capaz de revivir las más profundas y amarillentas grietas de la tierra y hacer brotar las semillas de lo que en un futuro será la felicidad del que pasea para ver, del que respira para crecer, del que nace para vivir, del que ama lo único que es fiel en nuestro existir.

Llena nuestros sentidos de olores y de colores, de paz y de armonía, de sentir y de vivir, de naturaleza viva. Colma el vacío e inhóspito hueco de una ladera, en un arroyo lleno de vida a su alrededor, pleno del sonido de la alegría y alegre por quiénes se acercan a beber, a observar, a sembrar, a dejar lo que pronto será el refugio de una fotografía, o la implacable candidez de un niño al arrancar una de las últimas flores que brotará en sus orillas.

Sólo con lluvia puedo vivir, porque sin ella me ahogo, pero hay días que no aprovecho su frescura y no veo su color, ni el próximo azahar que llenará de nostalgia mi sinrazón. Hay momentos en que la humedad te corroe y te levanta el humor,trastocándolo hacia el feroz ataque de la tristeza. Hay días en que una gota te despierta y otros en los que mil no son capaces de humedecer tu piel, porque está  llena de posos tan impermeables, que ni una tormenta implacable mojaría un bello de tus manos.

Es más fácil llorar cuando llueve, porque pasas desapercibido…Nadie se da cuenta de los gestos de tu cara, ni de las lágrimas cuando caen por tus mejillas, nadie percibe tu llanto porque lo acalla el sonido suave de las gotas cuando chocan con las caducas hojas de los árboles que sufrirán el espantoso destino de su impacto contra ellas…

No van a percibir los demás, salvo que hay un loco más, paseando sin nada que le proteja, bajo el aguacero mordaz de la naturaleza que quiere poseer la soledad de las calles y el esplendor de las montañas. Y te sentirás solo… tanto como lo has ansiado siempre.

Y podrás disfrutar del suave mecer del viento sobre la hoja que perece mientras busca su destino entre las crueles pisadas de los distraídos bajo sus paraguas, y acallarás las miradas de los que piensan que los locos van desprotegidos y acabarán contagiados de la humedad que se apoderará de su cuerpo y de sus huesos arrastrándolos al tosco espacio del retiro.

Otoño tranquilizará al indigno de pasear por las calles, presumiendo de su cordura por protegerse de tan magno evento, y humillará al que mira perplejo tu rostro mientras lloras, sin acercarse ni un milímetro a sosegar tu llanto, pues él llora con frecuencia y te entiende.

Y  lo harás porque serás el único capaz de mirar al suelo, ya que es tu dirección de costumbre. Inclinarás tu cuerpo sobre tus rodillas y sin apenas sentir si lo que cae de tu cara es una gota de lluvia o una lágrima. Sostendrás unos instantes con tus manos la inerte hoja, antes de que nadie ose pisarla, la guardarás con cuidado allá donde pueda reposar su agonía…Pasearás junto a ella hasta llegar a un lugar seguro y una vez allí, la ocultarás del cruel designio del cuerdo por pisarla, llevándola al bosque cercano donde pueda volver a nacer junto a quienes siempre debió vivir.

P.D.” La lluvia no es más que el relejo de nuestros sentimientos”

*****