Una canción preciosa de Joaquín Sabina, titulaba con el nombre de Bruja los acordes y la letra que encerraban, una de las pistas de lo que en aquel tiempo fue un casette que se enredaba en mi reproductor y en mi cabeza de tanto escucharla…Y tal vez fue la culpable de esta forma de sobresaltarme con las señoras Brujas, sobresaltarme pero no sorprenderme, sobresaltarme pero no acongojarme, sobresaltarme pero sobreponerme al verlas frente a sus aquelarres, formulando conjuros contra la vida y contra ellas mismas, descartando formas de hacer el mal para enfrentarse con caretas al bien, falseando la realidad para trastocar a la dama de piel tenue y cándida a la que van a convertir en rana.
Las brujas se reúnen en la hoguera y al lado de su caldero mágico rodean a ambos, enarbolando palabras, cánticos, miradas traviesas, insultos, de tal forma que el círculo de diámetro amplio se va tornando en minúsculo, para que los improperios no se escuchen fuera de su entorno de Brujas; cortan, cambian, azuzan, guiñan, muestran sus argucias a sus compañeras y en contra de sus contrarias, muestran y demuestran su poder de Bruja para que las que quieren serlo queden abducidas por el verde humo de sus tenues insinuaciones.
Las novicias intentan no ser Brujas porque siempre las dijeron que no era bueno serlo pero ellas tienen el poder, el bastón de mando, son el centro de la creación y eso las convierte en dueñas evidentes, dominantas de calle, manejadoras de opinión.
Pero no todo es malo si consideramos lo anterior como tal…las Brujas al contrario de lo que pudiera parecer, son imprescindibles, insustituibles, irrepetibles, irresistibles en muchas ocasiones pero no siempre aparecen cuando las quieres, porque de hecho las brujas no aparecen, las brujas son. El tópico de que son buenas o malas no hace más que desvirtuar la verdadera imagen, si es que gozaran de ella, tan ilustres damas y convertirlas en seres corpóreos plenos de sentimientos y normalmente feos, pero tal vez no sean así en realidad y sean ellas las culpables de las emociones internas de los que las conocemos, de los que disfrutamos de su presencia, de los que las queremos piropear cuando pasan a tu lado, se detienen, te miran, te cautivan y después se van.
El mundo está lleno de ellas, suelen ser alegres e inquietas, pero a la vez sensibles y tiernas, suaves al tacto y sublimes en su desnudez. Si algo cautiva a los bípedos implumes de mi especie suelen ser ellas y su forma tan particular de transformase en algo amoroso y odioso, envidiable y deleznable, pero siempre insustituible. No pueden parar de moverse por los espacios y suelen llenarlos de aroma y dulzura, no son capaces de admitir la derrota y se consideran triunfadoras, son las culpables de que se produzca el estadio natural más bonito que nunca ha existido y que se llama vida, y por lo tanto son imprescindibles.
Mi admiración por ellas pero sin dejar de obviar la realidad que las encierra, solo me indica día a día que las promesas son mentiras y las BRUJAS….BRUJAS SON.
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