Rondaba el año 1985, a finales del siglo pasado, cuando estaba "sufriendo" un régimen castrense en el que los mandos militares me ordenaban y yo, agachaba las orejas que sobresalían de mi gorra, y obedecía.
Tocaba aquello y lo asumía. No sin antes preguntar la razón de la orden y ganarme una mala contestación o un arresto; pero preguntaba. No sé si por curiosidad adolescente o por rebeldía, pero el caso es que no podía permanecer callado.
Mi madre me enseñó algo muy valioso en la vida, de entre tantísimas cosas que me enseñaron las dos.... ella y la vida:
Me lo enseñó en este orden y es muy significativo, porque ella ya era conocedora de mi carácter y mi personalidad.
- Tú hijo! -
Decía la Sra. Sofía.
- Nunca te creas mas que nadie, porque no lo eres ni lo serás por muy alto que llegues -
Eso siempre me lo decía a la cara, mirándome a los ojos y con una sonrisa que permanecía entre la ironía y la complicidad, porque era sabedora de mi soberbia joven y mi entereza fraguada en sus enseñanzas y en la calle.
- ¡Pero!... -
Proseguía con su argumento, hoy en día indestructible, tejido y grabado como el que marca a una res, en mi piel.
- A pesar de que debes ser HUMILDE, debes saber también, que nadie, absolutamente nadie, es mas que tú, por muy "alto" que esté o muy grande que sea el cargo que ostente.-
Decía la Sra. Sofía.
- Nunca te creas mas que nadie, porque no lo eres ni lo serás por muy alto que llegues -
Eso siempre me lo decía a la cara, mirándome a los ojos y con una sonrisa que permanecía entre la ironía y la complicidad, porque era sabedora de mi soberbia joven y mi entereza fraguada en sus enseñanzas y en la calle.
- ¡Pero!... -
Proseguía con su argumento, hoy en día indestructible, tejido y grabado como el que marca a una res, en mi piel.
- A pesar de que debes ser HUMILDE, debes saber también, que nadie, absolutamente nadie, es mas que tú, por muy "alto" que esté o muy grande que sea el cargo que ostente.-
- ¡Si tú crees que tienes la razón!... -
En este momento, mi madre se ponía seria, muy seria a pesar de su sonrisa casi perenne, y me encantaba verla así de segura y firme.
- Si tu tienes la razón, no debes dejar que nadie te pise, porque no eres ni tonto, ni un maleducado y sé que lo vas a defender con EDUCACIÓN. ¡Pero sé HUMILDE por favor hijo! -
Culminaba así su clase magistral de vida, mi Santa Madre.
En este momento, mi madre se ponía seria, muy seria a pesar de su sonrisa casi perenne, y me encantaba verla así de segura y firme.
- Si tu tienes la razón, no debes dejar que nadie te pise, porque no eres ni tonto, ni un maleducado y sé que lo vas a defender con EDUCACIÓN. ¡Pero sé HUMILDE por favor hijo! -
Culminaba así su clase magistral de vida, mi Santa Madre.
Así lo hacía, lo hice mas de 30 años, lo hice en "la mili", en la Universidad, en mis trabajos, en el deporte, con los que quiero y lo mas importante....con los que no me importan nada, porque aunque no me importen, ni merezcan el premio de mi ODIO...si intentan pisarme o pisar ideales de EQUIDAD Y LIBERTAD, pisan el suelo sagrado de mis cimientos, y los de cualquier sustento SOCIAL.
Y es por eso que ellos merecen la misma ausencia de silencio de la que gozan los cerdos cuando luchan en su pocilga, por los restos de comida que les hacen engordar para acabar muertos y engullidos por aquellos que les dieron de comer.
Respeto y educación merecen por lo tanto, el que te tiende la mano y el que te la pretende pisar, pero SILENCIO NUNCA!.
A principios de siglo y transcurridos ya 33 años de lo acontecido al inicio del relato, aún quedan "cerdos" que se creerán mas fuertes por haber engordado a base de restos putrefactos de comida, cedidos por sus amos como una limosna, pero sin criterio, solo para engordarlos y tenerlos en su corral/pocilga/ zona de influencia.
Pasados 33 años, los "cerdos" creen que por gritar y estar obesos de poder, son mas que los que trinan sus argumentos desde la humildad del que se sabe en el poder de la razón.
Los cerdos ignoran que el que trina...come con elegancia y sutileza y levanta el vuelo si pretenden pisarle, mientras a ellos les aguarda solamente el fango y su putrefacta comida entre las cuatro paredes de su pocilga plagada de insectos y larvas que circundarán a su alrededor por una mísera brizna de poder....o la muerte cruel, con un cuchillo en su garganta, protagonizada por aquellos que le suministraron tan "suculento manjar"
Porque me siento mas ave que cerdo. Levantaré el vuelo y trinaré mis argumentos pese a que determinados bípedos implumes, pretendan callar a un pájaro LIBRE SIEMPRE, y ávido de cantar preciosos cantos que transmitan EDUCACIÓN, PAZ Y VERDAD.
¡SALUD SEÑORES!
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