Vuelven los momentos del delirio
y de la angustia, del padecer sin miramientos, de la raíz del problema que
atañe a tus sensaciones y extraña tus objetivos, nace la naturaleza viva en la
tristeza de la distancia y el desamparo de la estatua que no se puede mover por
mucho que lo intente o por mucho alma que la quiera poner el escultor.
Y tuerce el gesto, al revés del
día soleado para ensombrecer los caminos de la razón, surge el amor incontestable
por falta de contestación, sobreviene el agua de tu pecho que irrumpe sin rigor
en tus pestañas, ataviándolas de un negro humedecido y poco sereno producto del
golpe de la imposibilidad del ser.
No inicias el paso por temor a
padecer, no irrumpes en la tranquilidad por pavor a fracasar, no haces por
temor a deshacer, no eres por terror a dejar de ser.
Salvo los instantes con
parpadeos prolongados, sorteo la tristeza con sonrisas de mentira y abrazos a
medias, solvento la soledad con el malhumor de los dedos que atascan un teclado
en la dirección equivocada y muero de nuevo para esperar resucitar cuando
quiera aparecer, donde quiera aparecer, como quiera aparecer la forma
indescriptible y el andar incomparable de su presencia.
Yace el cuerpo mientras delimita
sus sentidos, agolpándolos en uno que aparezca para vislumbrar un haz de luz en
la miseria de la penumbra, cursa la solicitud de reembolso de vida, para
aprovecharla buscando el amanecer ideal, revuelve la ira del paciente para
sobrevivir al estacazo del tiempo, resigna la mirada muerta en la utopía del
mar y hunde los barcos del fin que persigue sin encontrar.
Todo se engancha en el cuerpo
sin poderte agarrar a nada, la miel sin dulzura se aferra a tus dedos
impidiendo el movimiento más débil de tus falanges, el haz y el envés de tus
manos no encuentran donde situarse, colocarse, sujetarse, unirse…no plantas por
temor a no ver nacer, no miras más que lo imperceptible, y atruena tu oído el
silencio del valle desierto o el arroyo apagado.
Caes del infinito y flotas en el
aire corrompido mientras notas que te separas cada vez más de tu cuerpo y te
aproximas peligrosamente al vacío temporal, al susurro, al soplo, a la caricia,
al sutil pero nervioso aleteo de las mariposas, al poema apagado del autor que
escribe sin calor para sentir bien lo que escribe, sin luz para ver bien lo que
tiene en el corazón, sin rumbo para encontrar su camino correcto.
Has entregado todo el tuétano
contenido en tu cuerpo, has ofrecido tu estancia y negado la evidencia, te has
enmascarado, dividido, doblado y desdoblado, has sufrido y te has deshecho, te
has recompuesto y has iniciado, has cansado, has obturado, desequilibrado,
agasajado, has piropeado, te has muerto y mil veces resucitado, has reído como
nunca y llorado hasta olvidar reír, pero también reído tanto que el corazón
ensancha tu cuerpo y tu alegría embarga a los que desean tu felicidad…y todo y
nada se recompone entre tus manos para que puedas amoldarlo a tu vientre y
digerirlo en tus entrañas, todo aparece en el más inesperado de los momentos,
cuando estás y tu brillo expulsa las sombras más oscuras del infinito túnel de
la penumbra, cuando tu vidriosa y alegre mirada acerca la alegría a mi vida,
cuando tu tacto se incorpora a mi cuerpo y abraza mi pecho, cuando con tu sola
presencia se abren las compuertas del AMOR.
Y lo angustioso es angosto y
laso, como ancha y robusta es mi LIBERTAD, lo que me aplasta se eleva para
tocar con mis venas las flores de la pasión, si permaneces eres la esencia de
mi existir, SIEMPRE que tu estés, sólo con estar todo es mejor, y abandono el
ruin espacio en que me encuentro para acariciar con fuerza la única realidad
que merezco.
El amor te lee porque cree que tu le escribes. Esto es algo hermoso. Tu escribes porque piensas que la que no te ama te va a leer. Y eso es algo doloroso. El amor esta en tus letras cargadas de sentimiento, en la musa del mañana que haga estremecerte en la emocion mas bella."Una emocion, un poema".
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